martes, 9 de junio de 2020
CARTA ABIERTA TRABAJADORES/AS DEL TRANSPORTE POR CARRETERA.
Sindicato Libre de Transporte.
Auténticos “héroes”, eso es lo que sois, cada uno de vosotros, “trabajadores del transporte”, los que habéis demostrado una paciencia, solidaridad y empatía admirable, a pesar de sufrir directamente el impacto del COVID-19, no solo personalmente, en nuestras familias, como ciudadanos, como seres humanos, sino también en el ámbito laboral, por las circunstancias de esta crisis sanitaria que nos embarga, de la que nos hemos visto envueltos en un entorno desbordado, para la que no estábamos preparados, olvidando los prejuicios a los que estamos sometidos en la vida y en nuestro día a día.
El personal sanitario es merecedor de halagos, no hay duda de ello, cada aplauso ha sido bien merecido, cualquier reconocimiento es poco, aunque en esta carta, cada palabra, es para los profesionales del transporte, los que habéis garantizado el suministro de mercancías, material sanitario y de primera necesidad, la movilidad en las ciudades y en las provincias, jornadas interminables, sin conciliación familiar, no teniendo acceso a los servicios básicos necesarios en esta profesión, donde una “ducha” o un “café» es a veces nuestro único consuelo, sufriendo las reducciones de servicios dictadas por las administraciones, olvidados por las mismas, abocados a los ERTEs, a la saturación del SEPE y la incertidumbre, entre otros.
Sumidos en el anonimato del momento, los conductores, madrugabais cada mañana con la mejor sonrisa, acudiendo al trabajo, cargando y descargando mercancías, con un “hola”, un “buenos días” al viajero que sube al autobús con miedo, haciendo relevos entre compañeros a distancia convirtiéndonos en auténticos desconocidos, muchos de vosotros, tomando iniciativas para la prevención, exposición y riesgo de contagio de este virus que nos rodea en nuestra sociedad, sin perder la paciencia, el humor y una sonrisa, adelantados a las decisiones que se tomaban por los actores implicados al respecto, siendo estos los que debían haber hecho eco de ello, trasladando al personal sanitario a sus puestos de trabajo, sin pedir nada, sin quejarse de nada, haciéndonos más fuertes, saludando mientras conduces, haciendo gala de lo que es ser “conductor profesional”.
Inmersos en la monotonía de los viajes en vacío, de la histeria del momento, de hacernos antisociales en el camión o en el autobús.
Otros, nos armábamos de paciencia quedándonos en casa y con las ganas de volver a hacer lo que nos gusta, conducir, y quien sabe, en una locura al miedo de lo desconocido y un mañana incierto.
Sin olvidar, que nuestro oficio tiene un patio trasero, del que nunca hablamos prácticamente, los llamados “servicios auxiliares”, pero no menos importantes, trabajando en la sombra, que hacen posible el desempeño de nuestra labor, no podemos olvidarnos, de aquellos que hacen que nuestras maquinas cobren vida, los mecánicos, los que repostan, personal de almacén y logística, los del SAE, los departamentos de tráfico, los que limpian vehículos e instalaciones ante esta pandemia a nivel mundial, guías turísticos, monitores transporte escolar, entre otros, con la conciencia de aportar y no restar, de hacerlo lo mejor posible.
Los que han quedado en el camino, se los llevo este virus nefasto, aquellos, a los que no levantaremos la mano cuando nos crucemos en la carretera o les demos “un toque de largas”, con los que no compartiremos nunca más un café, debemos tenerlos en nuestro recuerdo y lo más cerca que podamos del corazón, que sean la esencia y el legado de las buenas voluntades que la sociedad ha hecho posible, del momento que vislumbremos que el coronavirus devenga en un recuerdo del pasado.
Con todo ello, para todos, “los que podíais trabajar, los de casa, los del patio trasero, los que no están”, nos habéis garantizado la salud, los servicios básicos, la libertad, a desplazarnos, a seguir sintiéndonos vivos, asegurando que los sanitarios, la ciudadanía, la sociedad, pudiese acudir a sus puestos de trabajo, habéis prestado un servicio esencial, tales “caballeros andantes”, defendido un sector olvidado, con unidad y valentía, desde el sindicato libre de transporte (SLT), de las personas que formamos esta organización, como conductores, orgullosos de nuestra profesión, solo cabe decir…
“Gracias”
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